Arq. Taco Rey – Arq. María Jose Aranda
De antiguos propietarios franceses, una casa del año 1906 fue revalorizada. En ella solo habitaba un caballo. La única forma de llegar era trasladándose en lancha.
Ubicada en un predio de alrededor de 100 hectáreas sobre la parte más antigua del Delta, el inmueble se encontraba en ruina y su base tenía un declive de unos 70 cm de una punta a la otra. Hubo que contrarrestar los efectos de una zona aluvional.
Entre sus detalles peculiares, se destaca su jardín de invierno con mosquitero lleno de jazmines y también sus árboles ligustros, estos últimos para mantener seco el territorio.
La transformación fue importante, se recuperaron materiales y otros fueron reemplazados de forma similar a los que había. Dos años pasaron para llegar a su versión actual. Resultó un trabajo que refleja un aporte al lugar y a la historia.